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Curiosidad

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 En la calle hay muchas pequeñas cosas que llaman tu atención y te empujan a apretar el dispardor. Una camisa especialmente colorida, un sombrero, o simplemente, alguien que siente curiosidad por algo y se detiene a mirar.

Walking the dog

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 Una mañana, por ejemplo de sábado, con un cielo despejado y una buena temperatura, invita a montar en bicicleta, a pasear al perro y por qué no, también a hacer fotos.

Imitar al maestro

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  ¿Cómo no caer en la tentación de imitar al maestro Robert Frank, cuando ves pasar frente a ti a un puñado de pasajeros mirando a través de la ventanilla? Es inevitable, que quienes han marcado un antes y un después en la historia de la fotografía, sean tomados como fuente de inspiración. ¡Gracias, maestro!

Algo que permanece

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  En esas viejas calles, heridas por el paso de los años, siempre hay algo que permanece y nos mira desde el pasado. Desde su silencio atronador parece decirnos, que con cada calle que muere, nuestras ciudades y nosotros mismos, nos vamos haciendo un poco más pobres.

Un contraluz

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Hay lugares a los que suelo volver de vez en cuando a hacer fotos. Uno de ellos es el antiguo matadero municipal. Se trata de conjunto arquitectónico de finales del siglo XIX, que fue recuperado hace unos años para usos sociales y culturales. Está cerca de casa y me gusta pasear entre sus pabellones de piedra, mampostería y ladrillo. Me gustan sus colores, la combinación armoniosa de sus diferentes materiales, la luz que se filtra por sus puertas o entre las columnas de sus porches porticados, el trasiego de gente… La última vez que fui, me detuve frente a una vieja conocida. Una pequeña puerta que comunica dos de sus patios. Es sábado por la mañana y el sol brilla con ganas proporcionando una luz intensa con sombras profundas. Un hombre atraviesa la puerta y yo disparo. Cuando llega a mi altura me pregunta: –¿He salido guapo? –Solo una sombra, le digo. –No me digas que una sombra. Me acerco, le enseño la foto y con un gesto de aprobación me contesta: –¡Ah! Un contraluz. En

Reciprocidad

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 La calle es un universo caótico en el que no siempre es fácil encontrar algo que ordene ese caos. A veces buscas ese argumento ordenador y a veces simplemente surge, por ejemplo, cuando alguien que pasa, siente la misma curiosidad por el fotógrafo que la que el fotógrafo tiene por lo que sucede delante de su cámara. Se produce así una relación de reciprocidad, entre el fotógrafo y la persona fotografiada.

Pessoa

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  Me gustan las ciudades que hacen patente la huella de su cultura. En el color añejo de sus calles centenarias, en sus viejas librerías, sus museos, su música o sus teatros; en los pequeños cafés que invitan a sentarse y conversar, disfrutando de la serenidad con que te acogen sus gentes y su geografía, y que solo puede alimentarse de una profunda sabiduría. Y también, por qué no, en las placas o las estatuas que rinden homenaje a algunos de sus ilustres literatos. Por ejemplo, a Antonio Ribeiro Chiado, Luís de Cam ões o a Fernando Pessoa, siempre esperando que algún turista se siente a su lado para hacerse una foto. A veces, si tienes un poco de suerte y paciencia, puedes encontrar a Pessoa sin nadie a su lado.