A veces, desde las calles también se ve el mar. El mar. La mar... A veces parece mucho más que el mar. A veces es una alegoría, un horizonte por alcanzar, un puente que nos lleva más allá. Un mar también salado. Como las lágrimas. ¡Que hay quien lo mal quiere frontera o tumba! Naveguemos sobre él, a toda vela, para que nunca deje de ser símbolo y camino que nos traiga y nos acerque: a otras gentes, a otras tierras, a otras culturas.