Esto no es el blog de Cartier-Bresson.
Es el de Joaquín Melguizo
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Leer un libro mientras esperas que te traigan un café, no es mala opción. Por ejemplo, para un domingo por la mañana. Lo que me pregunto, es qué habrá pedido el perro.
Hay sitios por los que pasas a diario y no reparas en que te puedan dar una foto interesante. Pero de repente un día te fijas en ellos. Te detienes, haces alguna foto y cuando llegas a casa les echas un vistazo rápido. Pero no funcionan. Piensas con más detenimiento en qué foto te gustaría obtener en ese sitio y al día siguiente te vuelves a detener. Tomas otras cuantas imágenes, y cuando las ves piensas que hay alguna que puede funcionar. Dejas pasar algunos días antes de revisarlas, eliges una y tomas un par de decisiones importantes: le sobra el color y lo que realmente importa son los que pasan. Y no sé muy bien por qué, pero al ver la imagen definitiva en blanco y negro, decides que esta entrada llevará el título en inglés. ¿Será por el black and white?
Hay ciudades a las que uno llega y enseguida se establece una conexión especial. Serán sus calles, su ritmo, sus gentes, su luz, la forma en que respira... o quién sabe qué será, pero te enamoran y se te meten dentro. Hay ciudades de las que uno se marcha, y apenas se ha ido, ya sabe que volverá.
La luz de la noche, el texto, geometrías y patrones que se repiten... Todo me sugería una imagen interesante. Solo faltaba introducir una sombra que parece saludarnos: "¡Hola!" "مرحبا"
Tortitas con nata, en esa calle las hacen muy buenas ;-).
ResponderEliminarDesde luego el blanco y negro es otra historia, muy elegante, además en esta foto está iluminada por el sol mañanero, muy chula (Amparo)
EliminarSí, me apunto a las tortitas. Están un poco más arriba.
EliminarEl reflejo del blanco de las páginas del libro es un plus.
ResponderEliminarGracias por fijarte en los detalles, Luis.
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