Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2025

Horizonte 3. Saltar

Imagen
 «Saltar al horizonte» tiene una fuerza poética increíble. Sí, es una expresión muy evocadora. Pero de ahí, a subirte a un murete para contemplar el vacío que se abre ante tus pies… ¡Qué necesidad! Desde luego, yo prefiero, simplemente, inmortalizar tal osadía en una foto.

Horizonte 2. Mirar

Imagen
 Pocas cosas despiertan tanta unanimidad como el horizonte. Llegamos a un pueblo de mar, subimos a la parte más alta, llegamos a una explanada —pongamos que junto a un castillo—, nos acercamos a una balaustrada o a un murete y nos ponemos a contemplar el horizonte. ¿Para qué sino hemos subido hasta allá arriba? Aunque siempre puede haber alguien a quien le resulte más interesante mirar hacia otro lado.

Horizonte 1. Jugar

Imagen
 El horizonte es una imagen a la que fácilmente se le puede encontrar un sentido alegórico. Se puede ver en él ese lugar en el que nos espera nuestro futuro, el camino por recorrer, los sueños por alcanzar, ese algo que siempre queda por descubrir, la esperanza... Tantas y tantas cosas.   Entonces te encuentras con un grupo de niños y niñas que juegan en una pirámide de redes delante del horizonte. Mientras trepan, parece como si estuvieran ascendiendo para saltar por encima de esa línea en la que se unen el cielo y el mar: el horizonte. Mi pensamiento simbólico ve una bonita metáfora en estos niños que juegan delante de su futuro. Mi pensamiento realista se pregunta por qué en tantos sitios, no existe el derecho a ese futuro.

Pequeños dioses

Imagen
   Si la fotografía es descripción, entonces una foto en blanco y negro no describe todo lo que hay frente a la cámara porque se le ha sustraído el color. Pero si lo que se busca en una imagen es cierta dosis de abstracción, entonces eliminar el color es la primera decisión que nos distanciará de la "realidad tal como es." Sí, una cámara tiene la capacidad de registrar "la realidad tal como es", pero a veces nos gusta jugar a ser alguna especie de pequeños dioses y crear, a través del contraste, la luz, las texturas y las formas, una realidad, la fotográfica, que no es exactamente igual que la tenemos delante de los ojos. Si te preguntas por qué, la respuesta es muy sencilla: ser un pseudodios es mucho más divertido que ser notario.