Me gusta entender la fotografía como un juego. Jugar a capturar momentos. A colocar líneas, luces, sombras, espacios... Y el elemento humano. Siempre el elemento humano. Entones observo que alguien se aproxima y no puedo evitar recordar cuando era niño (y no tan niño) y me gustaba jugar a hacer equilibrios caminando encima de una sombra.
La orilla del río es un buen lugar para esperar y encontrarse, para estar y mirarse. El fotógrafo no sabe lo que la corriente les trae, ni lo que la corriente se lleva; no sabe lo que el agua les dice, ni lo que el agua se calla. No sabe lo que miran, lo que sueñan… Simplemente se asomó, miró hacia abajo, le gustó la escena y disparó su cámara.