Cuando te gusta ese contraste fuerte entre luces y sombras que se produce cuando el sol está en todo lo alto, si vas caminando bajo unos porches en sombra, es una suerte encontrarte con una mujer que vista un vestido blanco.
Al otro lado, en la orilla donde el Mediterráneo se nombra Al-abiad Al-mutawaset, la humanidad ha quedado definitivamente sepultada bajo las bombas del sionismo. ¿Cómo podremos seguir caminando con esa ignominia sobre nuestras espaldas? —No te olvides de Gaza—
Hace unos días, revisitaba las fotos de Nikos Economopoulos y me encontré con esta frase: "Uno no puede esconderse de su propia cámara." Quizás, Economopoulos quiso decir con esto, que cuando capturamos imágenes estamos desvelando algo de nosotros mismos, que no podemos ocultar nuestra manera de mirar. La frase me hizo pensar en esta foto. Tal vez porque siempre tengo un horizonte al que mirar, aunque el mundo cada vez lo ponga más difícil. Así que, sí, no puedo esconderme de mi propia cámara. Ya lo dijo Nikos.
Que bien elegido el motivo y forzado con contraste
ResponderEliminarquise decir.... "y el forzado del contraste" (aquí el contraste tan acusado juega un papel esencial a mi modo de ver)
ResponderEliminarExactamente. La luminosidad que desprendía el blanco del vestido, estaba pidiendo a gritos forzar la exposición para tener un contraste tan fuerte.
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