Patio de colegio

 

 Cuando yo era niño, mi colegio no tenía patio. En aquel colegio sin patio, que casi, casi, no era ni colegio, cuando llegaba el recreo salíamos a jugar a la calle. La misma calle donde jugabámos cuando no era la hora del recreo. No estaban claros los límites, simplemente nos apropiábamos del espacio urbano para el juego, para la aventura, para el decubrimiento, para la amistad. Observo a los niños y niñas jugar en la cancha escolar y pienso que prefiero aquellos recreos callejeros de mi infancia. Me gustan el azul del suelo, la distribución de los niños y niñas en el espacio mientras juegan, y la pared con ventanas altas como fondo arquitectónico que cierra el encuadre por arriba y aporta verticalidad a la imagen.

Nota al pie: Escucho a Tom Waits cantando al piano una deliciosa versión de su "Tom Traubert's Blues (waltzing matilda)" mientras escribo esta entrada. Y releo su letra que me encanta... quizás tenía razón el viejo Tom: #Que las calles ya no son para soñar 

—No te olvides de Gaza. Ni de Cisjordania tampoco—

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