Hace unos días, revisitaba las fotos de Nikos Economopoulos y me encontré con esta frase: "Uno no puede esconderse de su propia cámara." Quizás, Economopoulos quiso decir con esto, que cuando capturamos imágenes estamos desvelando algo de nosotros mismos, que no podemos ocultar nuestra manera de mirar. La frase me hizo pensar en esta foto. Tal vez porque siempre tengo un horizonte al que mirar, aunque el mundo cada vez lo ponga más difícil. Así que, sí, no puedo esconderme de mi propia cámara. Ya lo dijo Nikos.
Hace unos días, hablaba con un buen amigo sobre fotografía de calle y fotografía de paisaje. Aunque me declaro ferviente seguidor de las dos disciplinas, me inclino claramente por la fotografía callejera. No solo por lo accesible que resulta (solo tienes que coger tu cámara, salir a la calle y ponerte a hacer fotos), sino porque la ciudad es mi tema. Me siento cómodo en sus calles. Me gusta capturar su pulso, su latido, el ir y venir de sus gentes. La atención y la concentración que requiere la fotografía de calle, te hace ir descubriendo qué te atrae y qué te resulta desagradable e incluso repulsivo. Y todo quieres encerrarlo dentro del encuadre de una imagen. Es fácil deducir de todo esto, que la fotografía de calle ocupa gran parte de mis archivos fotográficos, aunque también hay un hueco para esos paisajes a los que necesito volver de tanto en cuando. —No te olvides de Gaza—
¡Magnífica foto!
ResponderEliminarGracias. Pero tú me ves con buenos ojos.
EliminarEs una buena reflexión. Magnífica fotografía.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
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