Decía Leonard Freed que ninguna foto debería ser absolutamente perfecta, porque eso la mataría. Yo no busco la perfección, solo el reflejo de una ventana en el espejo.
Buscar la perfección es un error ya que ésta no existe. Lograr aproximarse a ella sin pretenderlo es mucho más inteligente y desde luego mucho más placentero. Una fotografía preciosa y un monocromo espectacular. Abrazo
Hace unos días, revisitaba las fotos de Nikos Economopoulos y me encontré con esta frase: "Uno no puede esconderse de su propia cámara." Quizás, Economopoulos quiso decir con esto, que cuando capturamos imágenes estamos desvelando algo de nosotros mismos, que no podemos ocultar nuestra manera de mirar. La frase me hizo pensar en esta foto. Tal vez porque siempre tengo un horizonte al que mirar, aunque el mundo cada vez lo ponga más difícil. Así que, sí, no puedo esconderme de mi propia cámara. Ya lo dijo Nikos.
Definitivamente, sí. Algo vuelve a la vida cada vez que miramos una fotografía. Tal vez por eso las hacemos, para no dar por perdidos para siempre momentos, lugares, sensaciones... Creo que esa especie de magia está ahí, a mí me pasa con muchas fotografías, pero requiere una pequeña condición: no sustituir ningún momento, ningún lugar, ni ninguna sensación, por una foto. Creo que primero hay que conectar con los sitios y solo después, apretar el disparador. Si no has vivido un lugar antes de hacer la foto, no habrá nada que pueda volver a la vida. Lisboa, es una de las ciudades con las que más intensamente he conectado. Será por eso, que sus fotos guardan para mí, una respiración y un latido tan especiales.
A veces sucede. Tienes una cosa en mente y te encuentras con algo que te hace cambiar de idea. Me rondaba por la cabeza alguna cosa que decir para acompañar esta fotografía, pero la casualidad ha hecho que esta misma mañana me encontrará con un texto de Cristina García Rodero. Y claro, no me ha quedado otra que rendirme a la sabiduría de la gran Cristina. En fin, que aquí van su frase y una pequeña reflexión. “La fotografía es una lucha. El enemigo es el tiempo y vences cuando consigues congelarlo en el momento adecuado, evitando que algo que habla de ti y de lo que está pasando muera y desparezca para siempre”. Hasta esos momentos que nos descubren pequeños gestos intrascendentes y cotidianos, merecen su oportunidad para flirtear con la inmortalidad, como alguien que, en día de lluvia y viento, sujeta con una mano la capucha de su gabán.
Buscar la perfección es un error ya que ésta no existe. Lograr aproximarse a ella sin pretenderlo es mucho más inteligente y desde luego mucho más placentero.
ResponderEliminarUna fotografía preciosa y un monocromo espectacular.
Abrazo
Muchas gracias, Luis.
EliminarMe encanta la foto y creo que es un acierto que muestres casi toda la estancia a través del reflejo en el espejo.
ResponderEliminarEn un salón vacío, ¿que mejor se puede hacer que llenarlo con un reflejo?
EliminarsIN LUGAR A DUDAS ERES DIFERENTE
ResponderEliminarTodo el mundo tiene su visión única de las cosas. Gracias por comentar.
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