Una mañana, por ejemplo de sábado, con un cielo despejado y una buena temperatura, invita a montar en bicicleta, a pasear al perro y por qué no, también a hacer fotos.
Si uno se encuentra con una pared blanca en la que se refleja la potente luz de mediodía, cómo va a resistirse a convertir en silueta al hombre del teléfono.
La orilla del río es un buen lugar para esperar y encontrarse, para estar y mirarse. El fotógrafo no sabe lo que la corriente les trae, ni lo que la corriente se lleva; no sabe lo que el agua les dice, ni lo que el agua se calla. No sabe lo que miran, lo que sueñan… Simplemente se asomó, miró hacia abajo, le gustó la escena y disparó su cámara.
La luz de la noche, el texto, geometrías y patrones que se repiten... Todo me sugería una imagen interesante. Solo faltaba introducir una sombra que parece saludarnos: "¡Hola!" "مرحبا"
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ResponderEliminarBuen marco para hacer esa fotografía. Con ese gran mural en la pared y la escena de la persona que pasa en bicicleta, acompañada de su buen perro.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
EliminarSobre todo si las fotografías a realizar son de esta calidad. Buen trabajo con el color
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Luis.
EliminarPreciosa la foto, el color impresionante, muy viva, muy alegre, me gusta(amparo)
ResponderEliminar😃👌👍
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