El síndrome del impostor
¿Hay un momento en el que dejas de hacer fotos y te conviertes en fotógrafo o fotógrafa? Creo que hay una etapa en la que cualquier persona que practique la afición a la fotografía se plantea esta reflexión. Y sí, ese momento existe. No tiene que ver con la técnica, sino con desarrollar una intención fotográfica y una mirada propia, con construir una voz visual, con estar comprometido con el aprendizaje, el conocimiento y la historia del medio. Cuando sucede todo eso, estás en condiciones de dejar de decir "hago fotos" y empezar a afirmar "soy fotógrafo". Y cuando reconoces en ti los síntomas que te permiten afirmar que eres fotógrafo, aunque la fotografía no sea tu profesión, surge la duda de si realmente mereces llamarte fotógrafo, de si no estarás cometiendo una especie de "fraude" si te denominas así. Es el síndrome del impostor. El caso es que llegas a un lugar y como tienes una intención fotográfica, una mirada propia, una voz visual y has aprendido bastantes cosas que van más allá del manejo de tu cámara, tomas tus decisiones y disparas. Días después, ves que el resultado coincide con la imagen que buscabas y asumes tu identidad como fotógrafo o fotógrafa.
—No te olvides de Gaza—
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